El mito de Orfeo fue convertido en ópera por Christoph Willibald Gluck (1714-1787).
En su forma definitiva se estrenó en 1762 en Viena, con letra de Raniero de Calzabigi.
El papel de Orfeo cantado primeramente por una mujer pasó a desempeñarse por un tenor y es la ópera más antigua mantenida sin interrupciones en el repertorio.
El lamento del protagonista es de los cantos más bellos y célebres de todos los tiempos: "Che farò senza Euridice?"
Esta versión se basa en el mito clásico de la pareja pero difiere en un final típico y propio del clasicismo.