ACCIDENTALMENTE VAPORIZO A MI PROFE DE ALGEBRA

“Miren, yo no quise ser un mestizo.

Si están leyendo esto es porque quizás piensen que podrían ser uno, mi consejo es: ¡cierren este libro ya! Créanse las mentiras que sean que sus mamás o papás les hayan contado sobre su nacimiento, y traten de llevar una vida normal.

Ser un mestizo es peligroso. Es aterrador. La mayor parte del tiempo, te mata dolorosa y asquerosamente.

Si eres un chico normal, leyendo esto porque piensas que es ficción, bien. Adelante. Te envidio por ser capaz de creer que nada de esto alguna vez sucedió.

Pero si te reconoces en estas páginas —si sientes algo perturbador dentro de ti— deja de leer inmediatamente. Puedes ser uno de nosotros. Y una vez que lo sabes, es solamente cuestión de tiempo antes de que ellos también lo perciban, y vendrán por ti.

No digas que no te avisé.

Mi nombre es Percy Jackson.

Tengo doce años. Hasta hace unos pocos meses atrás, era un estudiante de la Academia Yancy, una escuela privada para chicos con problemas en New York.

¿Soy un chico problemático?

¡Claro! Puede decirse que sí.

Podría empezar en cualquier momento de la historia de mi corta y miserable vida para probarlo, pero las cosas realmente se pusieron mal el último mes de mayo, cuando nuestro curso de sexto grado hizo una excursión a Manhattan; veintiocho chicos con problemas mentales y dos profesores en un colectivo escolar amarillo, enfilando hacia el Museo Metropolitano de Arte para ver antiguas reliquias griegas y romanas.

Ya sé, suena a tortura. La mayoría de las salidas en Yancy lo eran.

Pero el Sr. Brunner, nuestro profesor de latín, estaba a cargo, así que yo tenía esperanzas…”