Una señora muy, muy rica...

Una mujer muy, pero muy pobre que iba un día al mercado, portaba una olla de miel en su cabeza, pensando que al llegar al mercado la vendería.

Con ese dinero, compraría huevos y de los huevos nacerían gallinas.

Las gallinas, entonces, iba a venderlas. Y así compraría ovejas.

De tal forma iba de negocio en negocio y de ganancia en ganancia. Ya su riqueza era tan grande a esa altura que no podía contar la fortuna adquirida.

Así, se vio más rica que todas sus vecinas, y con tanta opulencia casaría a sus hijos y a sus hijas: iría por la calle paseando con ellos, todos la mirarían y admirarían, y se preguntarían entre sí como, de tan pobre que era, llegó a tanto.

Y tan grande fue su alegría cuando se dio cuenta de su suerte, que comenzó a reír muy fuertemente y se golpeó la frente, cayéndose la tinaja de su cabeza, quebrándose y desparramándose toda la miel…

Y así terminó tan súbita riqueza.